Marguerite Duras

Marguerite Duras
     Fue una tarde rara, le decíamos un adiós provisional a Gara; aunque el grupo de lectura ha sido fluctuante, la de Gara ha sido una ausencia anunciada. Nuestra eficaz, eficiente y metódica Gara emprende un vuelo que probablemente será como ella, seguro, tranquilo y sólido, permitiéndole sacar a la superficie lo mejor de sí misma.
Conociendo la afición de Gara por los dulces, algunas cocineras elaboraron una tarta y un bizcochón,que fueron deglutidos por las presentes en el ambiente agridulce de la despedida. Suerte y hasta la vista.
      Antes del debate entramos en la discusión -necesaria y pragmática- sobre el blog, su funcionamiento, redacción, propuestas...Quedamos en una rotación para la elaboración del texto correspondiente y su posterior remisión a Paz Barreiro para la inclusión en el blog. Hoy me toca a mí y estoy manos a la obra.
       La propuesta a debatir era la obra de Marguerite Duras, armadas pacíficamente con dos libros de la escritora, muy distintos entre sí pero ambos con su particular impronta, su obra más famosa, El amante, y su mejor obra, según Cristina Peri-Rossi, Moderato cantabile.
      " Nada humano me es ajeno", decía Terencio. ¿En qué medida lo personal, lo político, lo ético, en definitiva la autobiografía y la psicobiografía, se reflejan en una obra de arte, literaria o plástica?. El debate es viejo y sigue abierto, Flubert decía. "Yo soy Mme. Bovary. En "El amante" olemos Saigón, su barrio chino, las calles de la ciudad, casi vemos al amante, el coche negro, la adolescente blanca, la trama sensual envolvente, el deseo martirizado, el dolor del amor imposible, la implícita separación, el sonido del vals de Chopin, el olor del mar, del mar del retorno, la dramática declaración de amor mil años después, casi palpamos el opio y vemos con ojos claros esa sociedad colonial destinada a la extinción, dibujada con fino tiralíneas donde se escribe y describe el acontecer evanescente de algo que será borrado brutalmente treinta años más tarde.
       La narrativa de Marguerite Duras es clara, concisa, definitiva y definitoria; sin embargo, la escritora no interpreta la realidad, solamente la describe, en esta obra de amores prohibidos entre una adolescente de quince años y un hombre de treinta. Una adolescente blanca y pobre, un chino rico y un mundo en descomposición nos pasa ante los ojos sin necesidad de cargar tintas, el colonialismo, la pobreza, la segregación racial, los deseos de libertad y la construcción de otro mundo en el que la chica será protagonista en un lugar y el hombre en otro. El repetirá frases de amor conmovedoras que ella guardará como un tesoro entre sus manos delicadas, su rostro tatuado de arrugas y su maltrecho corazón.
        "El amante" nos regala una lectura de belleza extraordinaria y lúcida amargura, que hacen de este libro un texto único.
        En contraposición la lógica no vale en "Moderato cantabile". Cristina Peri-Rossi, autora de un prólogo que valdría por sí mismo una discusión, lo define como una "fascinación". Nada nos puede hacer entender a Anne Desbaresdes, no vale la remisión al psicoanálisis como fórmula exclusiva de entender la vida, sus fantasías, la atracción por la muerte de una mujer a manos de su amante, la visión del asesino abrazando a la mujer, su extraña relación con Chauvin, la presencia de su hijo (alumno contra su voluntad de clases de piano), correteando alrededor del bar, el inicio alcohólico (bebe vino apresuradamente), su descenso a los infiernos, el desprecio de los trabajadores del puerto, que la consideran adúltera, la maldición que para la propietaria del bar representa esa burguesa bebedora y mala madre. Quizá Mme. Bovary de nuevo refleje mejor que nadie la pulsión de muerte de Anne Desbaresdes.
        Hoy, cuando miles de mujeres mueren asesinadas por hombres a los que amaron y quizá fueron amadas alguna vez por ellos, vale la pena preguntarse:¿Por qué?. ¿Por qué tan salvajemente?.
        Besos y abrazos feministas. La próxima sesión será el miércoles cinco de octubre, con la obra "Nieve en otoño", de Irène Némirovsky.
                                                      Montse

Ana, soror...

     Septiembre nos trajo a Marguerite Yourcenar, una autora que llevábamos tiempo queriendo abordar y que nos hemos tomado muy suavemente. Empezamos con Ana, soror…, un relato de juventud que pertenece al recopilatorio Como el agua que fluye. Enseguida nos dimos cuenta de que la autora iba a darnos para mucho más, y previendo futuras lecturas (¿cuentos completos? ¿Memorias de Adriano?) fuimos bastante comedidas. Estoy convencida de que hay mucho más que decir sobre ella en el Círculo, así que, en esta ocasión, voy a dejar abierta la puerta. Añado algunos textos que han aportado las compañeras durante la sesión, y dejo hablar a la propia Yourcenar sobre su historia:


Se trata de un amor entre hermano y hermana , es decir, del tipo de transgresión que con mayor fuerza inspiró a los poetas por un acto voluntario de incesto. (…) Acaso pudiera decirse que se ha convertido, para muchos poetas, en el símbolo del todas las pasiones sexuales, tanto más violentas cuanto más contrariadas, más castigadas y más ocultas.

(…) Dos temas suelen predominar en estas presentaciones de incesto [obras de distintos autores]: la unión de dos seres excepcionales emparejados por la sangre, aislados por sus mismas cualidades, y el vértigo del espíritu y de los sentidos transgrediendo una ley. Encontramos el primer tema en Ana, soror… (…); el segundo se halla excluido. (…) Su pasión es tan fuerte que no puede por menos que realizarse; mas a pesar del largo combate interior que precede a la caída, sentida de inmediato como una indecible felicidad, ningún remordimiento viene a interponerse entre ellos. (…) La felicidad conseguida y el dolor aceptado los salvan de este desastre [el amor reconvertido en odio, rencor o indiferencia irritada]. (…) La noción social de lo prohibido y la noción cristiana de la culpa se funden en esa llama que dura toda la vida.
Con Ana, soror… gocé por vez primera el supremo privilegio del novelista: el de perderse por entero en sus personajes o dejarse poseer por ellos. Durante aquellas pocas semanas,  y aunque continuaba haciendo los mismos gestos y asumiendo las relaciones habituales de la existencia, viví sin cesar dentro de aquellos dos cuerpos y de aquellas dos almas, pasando de Ana a Miguel y de Miguel a Ana, con la indiferencia hacia el sexo que es, según creo, la de todo creador en presencia de sus criaturas (…). Mi experiencia sensual era bastante limitada por aquella época: la de la pasión se encontraba aún a la vuelta de la esquina; sin embargo, el amor de Ana y de Miguel ardía dentro de mí. El fenómeno es, sin duda, muy sencillo de explicar: todo ha sido ya vivido y revivido millares de veces por los seres que llevamos en nuestras fibras, del mismo modo que en ellas llevamos también a los millares de seres que un día serán.
Exquisita y concisa. La reservamos para después del experimento que haremos ahora con Marguerite Duras. Los textos complementarios versan sobre el incesto en la literatura francesa y sobre los personajes femeninos en la obra de Yourcenar.

Yo, por un tiempo, me retiro, esperando que alguien continúe dando cuenta de nuestro surquito. Gracias por leer.

Saludos sorores,

Calidoscopio literario. Calidoscopio de emociones.

Escuchar. Aprender a ver. Encontrar una voz. Escribir. "Aprender graba en nosotros los recuerdos. En la niñez, el aprendizaje ...