Escrito en clave de inteligencia emocional,narra con lenguaje minimalista y parco,la vida de Karen,su desarrollo desde el encuentro con su tía Isabel hasta la última página del libro,donde pide permiso para tomar un vaso de agua.
Una de las contertulias,mujer inteligente y sensible,comentó acertadamente que "el libro es interesante pero prescindible".Como casi toda la literatura de mujeres de última factura,la obra suele levantar pasiones;desde críticas desmesuradas e inmerecidas a alabanzas vacuas y exageradas.
La autora,Sabina Berman,nos lleva a través de las aletas y el tubo de Karen a los fondos verdiazules del Pacífico,a la pesca del atún,cruel almadraba milenaria,donde la niña es espectadora de todo el proceso de captura -traslado,despiece y envasado- y donde extrañamente genera un irracional afecto a los peces,que marca su vida.
Su tía y valedora,sanadora de su maltratado cuerpo,enaltece sus carencias mentales,encontrando que ello dota a Karen de las mejores cualidades para dirigir y mantener a flote la empresa centenaria de Sinaloa,"Atunes Consuelo".
Vemos a la pequeña,rara y deficiente empresaria sumirse en un estado de perplejidad absoluta,ante las acusaciones estadounidenses críticas con las muertes de delfines y los graves daños a su salud reproductora,cuando caen en las redes de pesca del atún,razón por la cual se veta la venta del producto en Norteamérica.
Prácticamente la trama posterior,su conversión en la mayor gestora de pesquerías,sus estudios,su secuestro,sus complejas relaciones con Gould,con Yasuko y con el mundo empresarial,son casi anecdotas.El campanazo final,cierre de la fábrica,y su declaración de amor a los atunes a los que mantiene en reservas hasta su propio fallecimiento,previsto a los sesenta y siete años por un derrame cerebral,cierra las trescientas dieciséis páginas de un libro peculiar,que tiene una protagonista distinta,una joven de la tierra y el mar,que no es una sirena,sino una inteligente deficiente,amorosa con los animales y crítica con la especie humana.
Besos y abrazos feministas
MONTSE
