"Era el turno del amor".
Dos soledades que se encuentran y (des)encuentran. Thomas y Senta, dos mundos aparentemente diferentes que se cruzan en el universo del devenir diario de encuentros y desencuentros.
Un día cualquiera en un café del barrio de Kreuzberg, en Berlín. Cruce de miradas, sensaciones que recorren los sentidos dejando un rastro de deseo, una estela de emociones que los protagonistas de esta historia desean seguir y culminar. Ella, presa del mito del 'amor romántico' piensa que quizás él sea la 'respuesta' a su vida insulsa, la llave que abra la puerta del cumplimiento social (casarse, tener hijos...); en su pensamiento pululan términos como: 'el hombre de mi vida', 'eres mi destino', 'el destino lo ha escogido para mí'.
Él, invadido por el deseo, ella cumple la imagen de un 'ideal' de mujer, a nivel físico al menos.
Fragmento: " (...) en esos momentos ella pensaba menos en el amor que en su propia idea del amor" (1).
Dos personajes que aunque a priori dan la apariencia de responder a un prototipo más liberal, lo cierto es que caen en el estereotipo largamente arraigado. Medias naranjas que buscan mitad. Ella, emocionalmente inestable, el llanto preside sus días y sus noches. Él, con dificultad para entender el mundo emocional de su 'amada', no así el mundo de la lógica de sistemas (no en vano es asesor de sistemas informáticos).
Un principio que augura un devenir feliz pero que,en una marejada de dudas, aboca al final.
En esta obra, salpicada de sarcasmo e ironía, la autora utiliza recursos de la denominada 'nueva literatura' (intercalar frases en inglés, detener la historia con datos históricos o aludiendo a términos del mundo informático) que, más que contribuir a su lectura, hacen algo más densa la travesía por sus páginas, y en esto ha habido unanimidad de impresión en la tertulia.
Concluyo con una frase que me ha llamado mucho la atención y que, quizás, viene a definir el ambiente general de la historia que se relata, a saber: "(...) el baño ácido de la apatía esencial". (2)
Isabel Rojas.
(1) Pág.18.
(2) Pág. 73.
- Algunos lugares de la obra, protagonistas mudos de este 'encuentro de dos'.
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