Sucedió en 1908. Unas 40.000 costureras industriales de grandes factorías se declararon en huelga. ¿Qué demandaban? pues cuestiones tan actuales como, por ejemplo, un mejor salario o menos horas de trabajo. También demandaban el derecho a sindicarse.
Durante esa huelga, se declara un incendio en la fábrica de camisas Cotton Textile Factory, en Washington Square, Nueva York. Los dueños de la fábrica habían encerrado a las trabajadoras para forzarlas a permanecer en su puesto de trabajo y evitar así que se unieran a la huelga. El resultado: 129 trabajadoras -algunos documentos las cifran en 146- murieron lanzándose al vacío o presas de las llamas.
Este suceso sacó a la luz las condiciones infrahumanas en las que trabajaban muchas mujeres.
Hoy, tras tanto camino andado y tanto que queda por andar, le quiero hacer llegar mis felicitaciones a todas las mujeres que poseen la belleza de la lucha por la consciencia y la libertad -cada una a su modo, a su manera-, haciendo honor a aquellas otras mujeres que enarbolaron esa misma bandera, impregnada de su propia sangre. Por ellas, por nosotras.
A todas ellas, por todas ellas, a las de entonces, a las de ahora, en este día y siempre: ¡¡gracias!!
Abrazos sorores.
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