Una mujer de recursos, de Elizabeth Forsythe Hailey.

" (...) supongo que, en un sentido más amplio,  todos somos seres indefensos que estamos a merced unos de otros, o al menos así me ha obligado el destino a aceptarlo de una vez por todas."
(p. 66)

"(...) me ofende la autocompasión  disfrazada de comprensión." (p. 112)

"La vida en sí misma ya nos impone distancias: ¿por qué las aumentamos por un orgullo mal entendido?" (p. 150)


Una mujer de recursos, primera novela de Elizabeth Forsythe Hailey, está inspirada en la vida - y/ o correspondencia- de su abuela, Betty Friedan, una mujer con los recursos que le proporcionaba su estatus social. Aunque, para la autora, la elección del título responde a otro tipo de recursos relacionados con la fortaleza interior y la voluntad humana de dotar de sentido la propia vida. 

"Tengo la sensación de ser mi propia secretaria y, de repente, veo objetivamente mi vida como una empresa ambiciosa y bien planificada. Ahora hago copias en papel carbón de todo lo que escribo, y la semana pasada me compré un fichero para llevar un registro de toda mi correspondencia." (p 83)

Las cartas reflejan la vida de Betty Friedan desde principios del siglo XX hasta la década de los sesenta. Vive las dos guerras mundiales, el crack de la bolsa del 29. Viaja varias veces a Europa. En Italia, Mussolini está en su momento de auge.

Betty Friedan se perfila como una mujer previsora, con perspectiva para las inversiones, con inquietudes culturales, consciente de los condicionantes de género en la época que le tocó vivir.

"En 1776 conquistamos la libertad de nuestro país, pero en el terreno de los derechos de la mujer la batalla continúa." (p. 33)

"(...) la presencia de Arthur nos permite a Totsie y a mí ir por la ciudad con toda libertad, sin temer por nuestra integridad física." (p. 155)

Su conciencia social se limita a la observación del mundo desde su atalaya acomodada: "A veces me parece que estoy tan protegida y aislada como el compartimento en el que viajaba anoche. Fuera veo las llamas de la muerte y la miseria, pero a mí no me rozan." (p. 34)

En esa época no había teléfono en todas las casas, debido al coste,  y las gestiones se hacían a través del correo. De modo que a golpe de carta la protagonista se comunica con la familia, amigos y amigas, y resuelve cuestiones de carácter práctico como la solicitud de plaza en el colegio para sus hij@s o el ingreso de una persona de la  familia en un centro.

Dos aspectos de especial interés hallamos en esta obra: por un lado, su visión sobre el matrimonio. Si bien se acerca al matrimonio con ideas románticas (de hecho, la vinculación con su primer marido tiene tintes de dependencia afectiva, vislumbrada en expresiones tipo mi adorada mitad ausente eres toda mi vida o siempre creí que el matrimonio significaba la fusión de dos personas en una. Dependencia de la que no es consciente hasta que éste fallece), lo cierto es que el marido fomenta en ella la independencia, lo que le permite viajar y disfrutar de un espacio propio, originando en ella reflexiones sobre la libertad dentro del matrimonio que, en la actualidad, quizá puedan parecer más naturales -no sé si arriesgarme a afirmarlo, porque las ideas tradicionales se hacen hueco con empeño-, pero que en ese entonces no eran nada habituales y. por tanto, podemos considerar avanzadas para su tiempo. 

"Pocos maridos entienden lo débil que es el control que ejercen sobre sus esposas." (p. 39)

"¿Por qué las mujeres temen poner en peligro el cariño de sus maridos cuando hacen valer su independencia?" (p. 43)

"En lo que no había pensado nunca era en la cantidad de posibilidades que ofrece una relación tan pronto se elimina la cuestión del matrimonio." (p. 157)

En tal sentido, puede ser un alegato a la libertad individual (de las mujeres, especialmente). Y un recordatorio de una libertad fundamental, sustento y trampolín de todas las demás: la libertad económica.

"No creas que Hans te va a respetar más de lo que te respetes tú. Si te olvidas de tus objetivos, no va a venir nadie a recordártelos. Mientras seas fiel a tus propias ambiciones, tu marido no volverá a ser quien te juzgue, será únicamente tu compañero, como eres tú su compañera." (p. 158)

La segunda cuestión de interés: su crítica sobre cómo se censura a las personas, en la sociedad, una vez han llegado a la vejez.

"Miro alrededor y veo los pocos amigos que me quedan. Somos como supervivientes de una gran tormenta. La calidad de vida y a no nos concierne. De momento, tenemos suficiente con existir. Y tenemos que hacernos cargo de enterrar a nuestros muertos y procurar no pensar en nada más que las tareas sencillas que nos presenta cada día." (p. 327)

Con todo, en un momento determinado de su vida parece ceder al convencionalismo, casándose con un hombre al que no ama, ¿o cede al miedo a la soledad? En cualquier caso, sus ideas al respecto de la pareja son liberales. 

"Hasta ahora, mi objetivo en la vida venía determinado por las necesidades de otras personas, pero estoy empezando a darme cuenta de que, en realidad, nadie es necesario para los demás. siempre hay alguien que puede reemplazarnos. En  cierto sentido, me regocija la nueva libertad que me aporta este descubrimiento." (p. 194)

Al leer novelas de género epistolar es inevitable sentir una cierta nostalgia por ese maravilloso hábito en desuso que consiste en escribir cartas. En el momento actual en el que el wassap ha sustituido -casi- a la llamada telefónica y en el que las prisas son las protagonistas del devenir diario, iniciar o mantener correspondencia con alguien se convierte casi en un reto. Un reto maravilloso, por otra parte. 

"(...) el propio arte de escribir transforma la realidad en ficción..." (p. 217)

"No sé qué tiene el proceso de escribir (...) que permite e incluso estimula la expresión de pensamientos que uno jamás diría en voz alta." (223)

Fuente de la imagen.

La novela, adaptada al teatro y a la televisión, en 1995, como mini-serie de televisión, con el título de A Woman of Independent Means y protagonizada por Sally Field, fue nominada a varios premios y ganadora de un Emmy por mejor logro individual en diseño de vestuario para una miniserie. 

El reparto fue el siguiente:

-Sally Field como Bess Alcott Corcel Garner.
-Charles Durning como Andrew Alcott.
-Brenda Fricker como Madre Corcel.
-Sheila McCarthy como Totsie.
-Ron Silver como Arthur.
-John Slattery como Dwight.
-Lawrence Monoson como Walter Burton. 

En nuestro particular Árbol de Palabras han crecido las siguientes: deseos de conocimiento; independiente; curiosidad; conciencia del derecho de l@s viej@s a relacionarse en igualdad; capitalismo agresivo; criterio; mente abierta.

Un Árbol que es hoy un lujo pues ha sido materializado por la artista Paula Plaza  -a quien hago llegar mi agradecimiento por colaborar con su trabajo en nuestro Blog- especialmente para nosotras. 


Elizabeth Forsythe Hailey nace en Dallas, Texas, en 1938. "Estudió en La Sorbona y en el Hollins College." Al parecer, y tal y como comenta en el prólogo, llevaba un tiempo pensando en escribir una novela. Se estrena con esta novela en forma epistolar basada en las cartas de su abuela, Betty Friedan. 


Fuente de la imagen. 
Una mujer de recursos, publicada en 1978, se convierte entonces en "un auténtico superventas", adaptándose con éxito al teatro y a la televisión.

Trabajó brevemente en periodismo y edición, antes de escribir, junto a su marido, para el cine y la televisión. Ambos fueron consultores creativos para la popular serie de televisión María Hartman, Mary Hartman. 

A los 60 años trabajó en el Hollins College en calidad de escritora residente de la Biblioteca Wyndham Robertson, para el semestre de primavera.

"A lo largo de su vida, publicó otras tres novelas: Life Sentences (1982), Johanna's Husband and David's Wife (1986) y Home Free (1991). "


[Fuentes consultadas: Libros del Asteroide; wikipedia; A_Woman_of_Independent_MeansKendall HaileyEntrevista]



Isabel Rojas Hernández.

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