A vueltas con Rama

     Diciembre y un libro concluido, y un año. Hay algo de ancestral en la manía de cerrar círculos y dejarlo todo a punto para volver a empezar: cierre de ejercicios y memorias varias, notas del cole, limpieza general (incomprendida entre las incomprendidas, simbólica como la que más). Diciembre es un mes muy, muy pagano; refleja una visión cíclica de la vida que resiste tempestades filosóficas y religiosas y se mantiene como un secreto inconfesable e irreductible. Así, siguiendo el trazo circular hasta tocar el extremo opuesto, con las prisas de tantos y tantos compases por girar, relato las impresiones de nuestra última lectura del año, Riwan o el camino de arena, y me despido brevemente, para volver a empezar. 
 
     Cuando elegimos este libro, la motivación principal de algunas de nosotras era conocer el mundo del harén desde el punto de vista de una esposa. La poligamia es una práctica bastante desconocida en Europa, pero genera una gran controversia entre las feministas de otros lugares, como el caso de África. Riwan forma parte de la trilogía de Ken Bulgur, una mujer senegalesa que, tras vivir varios años en Europa, regresa a su tierra y entra a formar parte de un harén como vigésimo octava esposa. Su novela, en gran parte autobiográfica, era una buena oportunidad para asomarnos al tema. En esta tercera entrega relata el momento en que entra en contacto con el harén y el hombre que la convertirá en su esposa; además, añade dos personajes ficticios –dos mujeres-, cuya evolución contrasta con su propia experiencia, y que dan profundidad a la historia. 

     A pesar de lo correcto y documentado del estilo, e incluso aunque llegara a parecer ocurrente, la novela supo a confusión y a trampa. Lo primero, por la mezcla de conceptos y juicios sociológicos descontextualizados sobre Europa y África; lo segundo, porque lo que la historia describe como el final de una búsqueda celestial huele a justificación de la vuelta al hogar, y nos molesta el engaño. 

     La autora-protagonista menciona su experiencia en Europa para reflexionar sobre el papel de las mujeres en la sociedad, contraponiendo esta vivencia con la de las mujeres africanas. En este punto surgió una controversia: quienes apoyaban el discurso de la autora hablaron de un “occidente enfermo” que paradójicamente observa las culturas tradicionales con desprecio; a otras les pareció que su visión se debe a un rechazo racial por parte de la sociedad de acogida, y un intento por integrarse en su lugar de origen donde tampoco encaja (es interesante observar que el estilo casi biográfico de la novela dio pie a hacer juicios personales). También discutimos sobre dos aspectos importantes que no desarrollaré para no complicar el discurso: la categoría “occidente”, y las similitudes de la vida y aspiraciones de las mujeres africanas y españolas de hace 50 años.

     Frente al “fracaso” de la mujer moderna, la autora opone la vida dignificante en el harén del Seriñe, basada en el ascetismo y la búsqueda de la armonía espiritual. Habría que matizar una serie de cuestiones. Lejos de ser una opción, las desigualdades de género y de “clase” (el carácter sagrado del Seriñe) dirigen la acción en un solo sentido: la decisión (contraer matrimonio) es tomada por el hombre. Por otra parte, no se trata de un matrimonio corriente, sino que implica a dos personajes especiales: el Seriñe y la propia protagonista-autora. Esto impide establecer cualquier paralelismo con otros matrimonios polígamos. La relación que se establece entre ambos, como “iguales”, no se da con ninguna otra mujer; la propia protagonista-autora recalca su particularidad frente al resto de las esposas, y es el trato preferencial que recibe lo que le hace sentirse estimada. Lo más sorprendente es que ella admira de las esposas su capacidad para superar estos sentimientos y concentrarse en la búsqueda espiritual. Sin embargo, la práctica del ascetismo sólo puede deducirse del hecho de desprenderse de la voluntad personal y aceptar las decisiones y órdenes del morabito; ella, por tanto, se siente parte del harén a pesar de que no ha logrado trascender su propia individualidad. Y si el ascetismo implica este sacrificio de lo individual, ¿qué valor tiene como opción personal?

     Mujer desquiciada europea. Mujer equilibrada africana. El resultado de la rebelión y la aceptación. El símbolo: Rama. Como Paz apuntó acertadamente, la novela bien podría ser una metáfora de Senegal. El Seriñe representaría el Senegal antiguo y el dominio sin cadenas, mientras Riwan sería el Senegal actual, sin orígenes y sin voluntad. Mirado desde esta perspectiva, el final sí tendría sentido (¿por qué la decisión del Seriñe si hace años que no reclama a Rama?): Rama no acepta su destino y se aleja del ndigueul, se rebela, lo que hace que se rompa el frágil equilibrio y desaparezcan los valores antiguos.

     ¿Es Rama una representación duplicada de la autora?

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     Siento el retraso, y la brevedad. Realmente se podría escribir mucho más sobre nuestro encuentro, pero las ganas de subir la crónica al blog son más fuertes que mi ego. Me despido con  el libro y la fecha próximos: 

     12 de enero (miércoles, 19.00): primer capítulo de El segundo sexo, de Simone de Beauvoir.

     Saludos sorores, ¡y feliz año nuevo!



3 comentarios:

E-sr dijo...

Ay!!, que ese día estoy en Madrid, espero que celebrando mi aprobado de la oposición.
Estoy deseando leer los comentarios de esa primera sesión. ¡Qué pena perdérmela!

Saludos

Mayte Mederos dijo...

Deliciosa crónica, Gara, de lo que allí hablamos. Cuando empezó su andadura el Círculo de Lectura nunca pensé que me fuera a dar tantas alegrías. Si los libros son interesantes, las contertulias lo son más, y releer luego el resumen de las conclusiones en tu pluma clara y aguda, es una verdadera golosina. Gracias a todas por lo que dan de sí mismas en cada encuentro, y por lo que me llevo a casa tras cada sesión (buena literatura, comentarios a favor o en contra, pero siempre inteligentes; una mesa con altura cultural y humana, reunida alrededor de un té humeante, un cariño que se va fraguando mes a mes...)

Besos,

Mayte

Izaskun dijo...

Y felices Reyes Magos y...
Bellísima crónica Gara-escritora. Ahora me tocará releer Riwan y hacerme las preguntas pertinentes sobre Rama para sentir y pensar... Y mientras tanto a hincarle el diente a doña Simona, que nunca está de más.

Muchísimas gracias por tus ayudas todas.

Abrazos,

Izaskun

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