Encanto y compañía, de Edith Wharton.


"Éste había sido su mundo, un mundo desprovisto de vivencias personales, pero lleno de intensa sensación de privilegio y distinción (...)" (p. 98)



Encanto y compañía -con portada de Mary Cassat, After Tea Party, pintura en agua tinta coloreada a mano sobre papel, 1890-91, perteneciente al denominado 'japonismo' de la vida parisina-, integrada por siete relatos, es una auténtica maravilla narrativa. 

A lo largo de dichos relatos, la autora nos presenta siete historias que diseccionan las relaciones matrimoniales entre hombres y mujeres. ¿Cómo son las mujeres y los hombres que la autora dibuja en estos relatos? Ellas, mujeres de la burguesía, infelices, afligidas de soledad, desconocedoras del amor pasional -por el que sienten 'nostalgia'-, pero de una extremada inteligencia y tenacidad; ellos, más bien torpes o incapaces a la hora de comprender el mundo femenino, carentes de ternura.

La autora traza deliberadamente una línea divisoria entre unas y otros, de modo tal que es como si hombres y mujeres no llegaran a encontrarse más que en relaciones ficticias, superficiales, convenidas.

"Pero algunas veces he pensado que la naturaleza femenina es como una gran casa llena de habitaciones: está el vestíbulo, por el que pasa todo el mundo cuando entra y sale; el salón, donde se reciben las visitas formales; la sala de estar, donde los miembros de la familia van y vienen a su antojo; pero más allá, mucho más allá, hay otras habitaciones, los pomos de cuyas puertas quizás nunca se giran; nadie sabe el camino para llegar hasta ellas, nadie sabe a dónde van; y en la habitación más recóndita, la más sagrada entre las sagradas, el alma está sentada y espera unos pasos que nunca llegan.” (p. 38)

Iniciábamos la tertulia hablando de la felicidad, ese ingrediente que está presente a lo largo y ancho de estos relatos pues, sin duda, estas mujeres actuaban movidas por su búsqueda. Arribamos, seguidamente, al primer relato: Las vistas de la señora Manstey, impregnado de soledad, nos muestra la desesperación de una persona cuando siente perder lo único que posee, lo que da sentido a sus días. Un relato estremecedor.

“La señora Manstey no había sido una mujer sociable, y mientras vivía su marido le bastaba con la compañía de éste.”(p. 12)

En el segundo relato, La plenitud de la vida, se nos muestra una mujer aferrada a la trampa de su propia vanidad, prefiriendo ser amada -aunque esa forma de amar que su marido le profesaba no la hiciera feliz en absoluto- a amar y ser protagonista de ese amor.

“-Nunca amé a nadie de tal forma –dijo bastante triste-, ni pensaba en nadie concreto, sino en esos dos o tres que, por haber tocado cierto acorde de mi ser, dieron lugar a una única nota de esa melodía extraña que parecía dormida en mi alma.” (p. 40)

El dedo del destino, que bien puede ser una metáfora de la condición objetual de la mujer. La señora Grancy, una vez muerta, recobra vida en su propio retrato que, primero su marido, luego el autor del cuadro, deseaban poseer.

“Hay tantas gentes que parecen estatuas mal compuestas y que, o bien desbordan de sus nichos en algún momento, o bien los dejan vacíos en otro momento. El nicho de la señora Grancy era la vida de su marido.” (p. 55)

El pretexto, Margaret Ransom, una mujer que se debate entre el amor apasionado y la costumbre. 

“Era una cara que se había marchitado esperando las alegrías de la juventud.” (p. 88)
“Había sido amada…profundamente amada. Pero él había preferido que ella lo supiera antes por su silencio que por sus palabras. Él había entendido que sólo en esos términos podrían continuar su comunión trascendente: que tenía que perderla para conservarla. Romper ese silencio sería como derramar una copa de agua en un arenal baldío. No habría quedado nada para saciar la sed de ella.” (p. 126)

Le siguen tres relatos más, El diagnóstico, Encanto y compañía -un relato contemporáneo en el que un narrador masculino hace un retrato psicológico de una mujer. Este relato me ha suscitado una pregunta, a saber: ¿queremos a una persona por lo que es o por lo que no es?- y La permanente.

Mujeres, todas, inteligentes, pero que entregan su vida a un hombre a cambio de comodidad y lujo, relegan su vida o sus deseos reales a un segundo o tercer plano por el hombre con el que se casan o por ese matrimonio. 

En algunos pasajes me ha retrotraído a la obra de Némirovsky, por aquello de retratar las miserias humanas. 



Isabel Rojas. 

Edith Wharton a los 8 años-1870-
por Edward Harrison May.
"Edith Wharton, una mujer refinada, elegante y de gran cultura, decidió dedicarse a las letras, desoyendo los consejos de su madre que, como tantos miembros de las clases altas de Nueva York, consideraban que la escritura no resultaba adecuada para las mujeres y que las hacía vulgares. Nunca asistió a la escuela, fue educada por los mejores tutores privados. Pasaba muchas horas devorando los libros de la biblioteca paterna. Le unía una intensa amistad con Henry James, ambos compartieron durante años su pasión por la literatura.

La prolífica obra de Edith Wharton abarca varios géneros: novela, relato corto –incluyendo cuentos góticos-, libros de viajes, estudios de decoración y diseño e incluso una autobiografía. De entre todos ellos, fueron sus obras de ficción, con su crítica social, sutiliza e ironía, las que la han convertido en uno de los principales nombres propios del panorama literario norteamericano de todos los tiempos. Gran conocedora de la sociedad neoyorquina, la retrató sin piedad pero con gran elegancia, siendo así fiel a sus convicciones estéticas: <<Escribo sobre lo que me es más cercano, que es ciertamente mucho mejor que crear>>, explicó en una carta de 1904.

Sobre su forma de escribir dijo: <<concibo mis temas como un hombre- es decir, más arquitectónicamente y dramáticamente que la mayoría de las mujeres- y luego los ejecuto como una mujer>>."

"Wharton fue, sobre todo, una gran estudiosa del ser humano y, en especial, de las tensiones con las que vivían los miembros de las clases sociales más desfavorecidas." Así, en sus novelas y relatos asistimos a la elegante disección de la hipocresía de las personas ricas, las renuncias personales frente a las presiones sociales, la crítica a la institución del matrimonio -en la que muchas personas han querido ver un reflejo de su propia y dramática experiencia: se casó con Teddy Wharton, un hombre con quien no compartía ninguna afinidad y de quien se divorció en 1913; Wharton llegaría a afirmar que casarse con él había sido el mayor error que jamás había cometido- y los sueños frustrados de sus personajes. 

"En las narraciones recogidas en Encanto y compañía, nos encontramos con una galería de personajes típicamente wharthonianos, caracteres procedentes de clases americanas acomodadas que, a veces con mucha ironía, y otra de forma dramática, nos ofrecen una amplia radiografía de la especie humana; de nuestros defectos, virtudes, debilidades, obsesiones y, muy a menudo, de nuestras mezquindades." 





Ilustración de Sara Morante, para Xingu, de Edith Wharton.







[1] Postfacio. Edith Wharton en la distancia corta (1862-1937). Fragmentos escogidos por mí. 
























8 comentarios:

María E. Soto dijo...

Muy buena crónica, resumen: induce a la lectura y esa es una de las claves de este magnífico blog. Gracias Isa por tu constancia, hacer, buena escritura.

Círculo de Lectura Irène Némirovsky. dijo...

Muchas gracias, María Elena. Gracias a tí también, por tu aportación creativa y entusiasta.

Un abrazo.

Izaskun dijo...

Gracias, Isa. Es verdad que tras la crónica dan ganas de adentrarse en la obra de esta magnífica autora.
Un abrazo,

Círculo de Lectura Irène Némirovsky. dijo...

Gracias, Izaskun. Ciertamente, Edith Wharton es magnífica.
Un abrazo.

coruña dijo...

Tiene muy buena pinta la obra, gracias

Círculo de Lectura Irène Némirovsky. dijo...

Coruña, es una maravilla. Altamente recomendable. Un saludo.

Anónimo dijo...

Ahh, Edith, Edith. Cómo describir cuán deliciosos son sus versos y la exquicités de su obra. Lo certero de los guiones. Simplemente debo confensar que me la presentaron hace no mucho a través de un grupo de whatsapp de literatura que tengo. Yo antes no sabí ni cómo usar el teléfono, pero se puede descargar whatsapp gratis y luego uno aprende. Es de utilidad y para gente proactiva sirve.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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