Fue una tarde redonda, ganas de discutir, de definir la
literatura pendiente, la incidencia en temas de género, o abrir la posibilidad
al amplio abanico de escritoras pasadas y actuales que nos regalan sus
maravillosos presentes en forma delibro.
Quedamos en
una amplia interpretación del asunto y asumimos nuevas propuestas, volver a Margarita Yourcenar; conocer a Minae Matzamura
y a Mary Renault; descubrir las novelas
góticas de inglesas desconocidas; en fin, un placer. Fijamos lecturas casi
hasta final de año con el mismo entusiasmo de siempre.
Discutimos
un texto extraordinario, una pequeña joya, opera
prima de Monique Truong, que con
toda justicia se ha convertido en
best-seller. Binh, el protagonista y narrador, comienza el relato con la
partida de las mesdames Gertrudestein
y Alice B. Toklas, de Paris a Nueva York. Este acontecimiento extraordinario,
después de cinco años de trabajo con ella, hace que le cuisiniere asiatique rememore su vida y piense en su futuro, sabe
que no irá a América, pero tampoco le importa mucho.
Así,
recuerda a Bao, su colega bordo de la “Níobe”, cuando huyó de Saigón. Bao, buscavidas, pragmático y alegre vividor, pero
también sabio y reflexivo; por supuesto, Bao no es su nombre, pues la
ductilidad marca su vida y en cada lugar es un ser distinto que responde a
diferente nombre. Su marcha convierte a Binh en dueño de su vida y hacedor de
su destino.
La llegada a
París, el vagabundeo por la gran ciudad, la búsqueda de empleo para un cocinero, los miedos, las broncas y el
encuentro con sus amantes, el Hombre del Puente y el Hombre del Dulce Domingo,
son recordados, benévola o ácidamente, por Binh, que mira maravillado a Gatita
Toklas aderezando con absenta la ensalada para Cariño Stein y perfumando el
vinagre con pétalos de rosa. Gatita sabe que Cariño la recompensará esa noche y
le asiatique siente la fascinación de
los olores que le hacen volver a Saigón, a su padre, gritón y desagradable, y a su bondadosa
madre, que lo parió jovencita y reunió dinero para que una partera aficionada
le extrajera el útero, y así nunca más traería al mundo seres desgraciados.
Pero sobre
todo, recuerda a Maitre Bleriot, le chef,
su gran amor, el hombre al que la pasión ponía negros los ojos azules, pero que
exigía el tratamiento jerárquico, como recuerda tristemente Binh, cuando la
ropa estaba en el suelo. También recuerda a los jóvenes saigoneses que le
acompañaban al mercado con Monsieur
Bleriot a las cinco de la mañana por un mísero cuenco de sopa y cartílago roído
para tres.
Recuerda a
su hermano Minh, que soñó con ser grand
chef del señor gobernador y se quedó en mísero ayudante, el pobre Minh, que
soñaba en reencarnarse en francés en otra vida y tenía que soportar los
comentarios cáusticos de su hermano, “cómo aman los franceses la libertad en Francia
y para Francia”, así como sus dardos a la religión católica, tras la
peregrinación a Roma y el fallecimiento del beato cargado de oro papal, que fue
enterrado en tierra francesa y desposeído del tesoro.
Los ojos
abiertos del cocinero conocen y reconocen a los visitantes de las mesdames: oportunistas, vividores y
auténticos admiradores, a los que prepara exquisiteces. La sal, la mítica sal
que tonifica los cuerpos, activa la sangre y enciende los sentidos es
ingrediente fundamental y necesario, helado macerado en pimienta negra, flores
glaseadas y también entrañas para las entrañas de las mesdames.
La marcha
de las americanas a su país deja a Binh en Le Havre con billete de vuelta a París, con ilusiones y ganas de vivir en el
pequeño y delicado cuerpo del vietnamita que tan maravillosamente cocinaba,
contaba historias, amaba con pasión y utilizaba la sal para vivir y hacer
vivir.
Montse.
- La autora* .
Monique Truong
nació y se crió en Vietnam, y se trasladó a los EE.UU. después de la caída de
Saigón. Realizó estudios en la Universidad de Yale -donde se graduó con una licenciatura en literatura, en 1990- y en Colombia University School of Law, en 1995.
Era abogada de propiedad intelectual, en Nueva York, pero ahora se
dedica a tiempo completo a la escritura. “Nunca sentí que estaba haciendo algo
positivo”, afirma al respecto de su experiencia como abogada. Deseaba escribir
pero no fue hasta su asistencia al Taller de Escritores de Asia estadounidense,
una organización sin fines de lucro en Nueva York que sintió el aliento para
hacerlo. Su primera novela es la que hoy ocupa la reseña, 'El libro de la sal'
y que ella denomina como “el principio del fin de mi carrera legal”.
Truong nació en pleno apogeo de la Guerra
de Vietnam. A la edad de siete años, ella y su madre fueron evacuadas en un
avión militar, su padre -un ejecutivo de alto nivel para una compañía petrolera internacinal-se quedó ante la petición de su jefe, hasta el 30 de
abril, día en el que cayó Saigón. La familia vivió en un campo de
reasentamiento en California y, posteriormente, vivieron de traslado en
traslado hasta instalarse en Houston.
De aquella época, Truong relata: "El
silbido agudo de la muerte sobre ti y el aterrizaje en el cuerpo de
otro es una canción de cuna que ningún niño debería tener que oír en medio de
la noche".
En referencia a su modo de
escritura, afirma que “Una de las cosas que siempre trato de pensar cuando
estoy contando una historia es que quiero recuperar ciertas cosas que me
pertenecen, mi historia personal y la historia más grande con una H mayúscula
(…)”
En su haber literario y productivo constan, además de El libro de la sal -galardonado con numerosos premios, entre ellos el Young Lions Fiction Award de la Biblioteca Pública de Nueva York, el Bard Fiction Award y el Stonewall Book Award-, un corto de ficción y publicaciones de ensayo, un poemario Marca de agua: la poesía vietnamita americana y prosa y su segunda
novela, Bitter in the Mouthen, publicada en el 2010.
*Fuentes consultadas:
- http://en.wikipedia.org/wiki/Monique_Truong
- http://www.postcolonialweb.org
http://www.monique-truong.com/
- http://en.wikipedia.org/wiki/Monique_Truong
- http://www.postcolonialweb.org
- Su Blog:
4 comentarios:
Un placer leerte, Montse. Tus reseñas tienen ese algo circular, redondo, completo.
Y es cierto, las tertulias, las nuestras, las de todas las personas que nos siguen en el blog y en la red social [https://www.facebook.com/pages/C%C3%ADrculo-de-lectura-Librer%C3%ADa-de-mujeres/131214466958529?ref=hl]
las de Gara, que nos sigue desde el telescopio de la distancia, otorgan, efectivamente, vida a la vida.
Un beso.
Isa.
Magnífica reseña. Siempre es un placer leer las crónicas de este blog; la que hoy ha escrito nuestra amiga Montse como he dicho es espléndida, abundante en datos, giros y reflexiones.
Gracias, Montse, gracias amigas lectoras por la información brindada, por el debate vivificante, por ser y estar.
Un abrazo sórico:
Izaskun
Maravilloso libro. Muy recomendable
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