"él sonrió. parece que dices lo que se te ocurre.
no puedo decir lo que no se me ocurre, así que no tengo elección, dije yo. " (p. 65)
"éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano.en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno he llegado a la edad de quince años y estoy sentada al lado de mi ventana y veo muchas cosas. "
Observadora, con una mente muy práctica que ha aprendido a sobrevivir a las inclemencias del día a día, inteligente, piensa en sus ilusiones, en sus sueños...y no acierta a descifrarlos porque no le han dado la oportunidad de adentrarse en ellos, conocerlos, pensar en posibilidades, porque el conocimiento le fue vedado, porque sólo existe lo que se nombra: el trabajo, y lo demás es producto de silenciosos pensamientos que tropiezan de golpe, una y otra vez, contra la puerta cerrada de la realidad que le tocó en suerte.
Entonces, se produce un momento en la novela en la que parece atisbarse un cambio: el vicario necesita ayuda para cuidar a su mujer enferma y Mary será la elegida, aunque ella no percibirá salario alguno, sino que éste irá a manos de su padre. Abandona, de este modo, la granja.
Del color de la leche, novela estupendamente escrita e hilada, creando gran credibilidad en quien se acerca a sus páginas.
Así comienza esta novela, a modo de diario que Mary, la protagonista, escribe - tras un reciente aprendizaje de la lectura- a través de unas manos que no hace mucho aprendieron también a escribir; de ahí la falta de mayúsculas, las frases cortas, muy sencillas, que aportan, por otra parte, gran veracidad al relato.
Mary encarna la dura realidad de la vida rural inglesa en el siglo XIX, y encarna, a su vez, una doble discriminación: ser mujer y coja.
Atrapada, junto con sus hermanas, como mano de obra gratis en un entorno duro, hostil, sin infancia, abocadas a una adultez prematura a través del trabajo.
"(...) padre nos necesita aquí en la granja para hacer todo el trabajo y no puede permitirse que estemos en otro sitio, en un colegio aprendiendo cosas que no podríamos usar, porque quién necesita aprender a leer palabras y a escribirlas cuando tiene que estar recogiendo piedras del suelo y metiéndolas en cubos y ordeñando las vacas y metiendo la leche en cubos." (p. 25)
Observadora, con una mente muy práctica que ha aprendido a sobrevivir a las inclemencias del día a día, inteligente, piensa en sus ilusiones, en sus sueños...y no acierta a descifrarlos porque no le han dado la oportunidad de adentrarse en ellos, conocerlos, pensar en posibilidades, porque el conocimiento le fue vedado, porque sólo existe lo que se nombra: el trabajo, y lo demás es producto de silenciosos pensamientos que tropiezan de golpe, una y otra vez, contra la puerta cerrada de la realidad que le tocó en suerte.
"¿qué soñaría yo si pudiera soñar algo y que se convirtiera en realidad? ¿qué diría yo si alguien me lo preguntara alguna vez? no lo sabía. sabía que tenía sueños, pero no sabía qué era lo que soñaba." (p. 38)
Entonces, se produce un momento en la novela en la que parece atisbarse un cambio: el vicario necesita ayuda para cuidar a su mujer enferma y Mary será la elegida, aunque ella no percibirá salario alguno, sino que éste irá a manos de su padre. Abandona, de este modo, la granja.
"subí al dormitorio y preparé mis cosas para la mañana. falda. enaguas. delantal. medias. chal. quité el barro seco de las botas y las puse al lado de la cama. no había nada más que preparar." (p. 50)Ese hecho que, en un principio, pareciera un momento de inflexión entre tanta pobreza de ánimo y material, lo que hace es guiar los acontecimientos hacia otro rumbo, a todas luces inesperado.
Del color de la leche, novela estupendamente escrita e hilada, creando gran credibilidad en quien se acerca a sus páginas.
Isabel Rojas.
- La autora:
Fue candidata al Premio Orange de Ficción y preseleccionada para los premios Commonwealth.
Del color de la leche es su segunda novela y ha supuesto un éxito fulgurante.
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